No son pocos los padres que se quejan de que sus hijos no les cuentan nada, que tienen que andar sacándoles información de lo que sienten, lo que les pasa en el cole o lo que les gusta con cucharilla. ¿Os habéis preguntado porqué? Hoy hablamos de ello.
Aunque gran parte de nuestro tiempo lo pasamos comunicándonos con los demás, pocos somos los que realmente escuchamos lo que nos dicen. Estamos tan ocupados, tan metidos en nuestras cosas, que se nos ha olvidado cómo se escucha, lo que se conoce como la escucha activa.
Andamos tan liados y con tan poco tiempo que cuando alguien nos cuenta algo, especialmente nuestros hijos, realmente no le escuchamos, pensamos en lo que le vamos a contestar mientras hacemos otra cosa. Eso no es escuchar. Les oímos pero no les escuchamos.
La escucha activa va mucho más allá. Se basa en la empatía facilitando la comunicación y provocando sentimientos positivos en la persona escuchada (alivio, confianza, seguridad, serenidad…). Implica serenidad, confianza y un profundo respeto hacia la otra persona (y hacia diferentes opiniones, conductas, creencias y valores). Se trata de una “aceptación incondicional”, un respeto real hacia la otra persona (nuestro hijo) como persona distinta que es, de mérito propio e incondicional, como individuo. Independientemente de su condición, conducta o sentimientos.

Se trata de “estar” más que “hacer”:

Cuando mires, escuches, toques o ayudes a tu hijo, estate alerta, tranquilo, completamente presente, sin preocuparte nada más que el momento que vives. Así dejarás espacio para el Ser. En este momento, si estás presente, ya no eres un padre o una madre. Eres la atención, la calma, la Presencia que escucha, mira, toca e incluso habla.” (Eckhart Tolle, 2006).

Para poder llevar a cabo una buena escucha activa necesitamos prestar atención a nuestra disposición psicológica y emocional, nuestra comunicación no verbal, y nuestra comunicación verbal. Veamos cómo:

  • Disposición psicológica y emocional. Se torna imprescindible que se dé un deseo sincero de escuchar a nuestro hijo; un deseo de serle útil en la resolución de su problema; confianza real y profunda en la capacidad de nuestro hijo para manejar sus sentimientos, trabajar con ellos y encontrar soluciones; que seamos conscientes de que los sentimientos son transitorios, no permanentes y; que veamos a nuestro hijo como una persona independiente de nosotros.
  • Comunicación no verbal. La actitud de escucha implica una conducta no verbal específica. No podemos, por ejemplo, escuchar activamente a nuestros hijos mientras miramos la televisión, utilizamos el móvil o estamos ocupados en otras cosas. Hay que tener en cuenta que la comunicación no verbal es más primaria, por lo que difícilmente la podemos falsear. Nuestra mirada no engaña y, aunque sea inconscientemente, nuestros hijos perciben nuestra actitud.

  • Comunicación verbal. Hay muchas técnicas de comunicación verbal que nos permiten poner en práctica la escucha activa. A continuación os dejo alguna para que vayáis poniéndolas en práctica:

Expresiones que invitan a hablar: animan a las personas a empezar o continuar una conversación. No comunican ninguna idea, sentimiento o juicio del que escucha, sino que le invitan a compartir sus propias ideas, sentimientos o juicios (ya veo, ¿en serio?, me gustaría conocer tu punto de vista, ¿Te gustaría hablar sobre ello?, tienes derecho a decir lo que sientes…).

Preguntas abiertas, cerradas y comprometidas: fomentan que nuestro hijo se exprese al tiempo que le muestran nuestro interés e implicación (“A veces los niños no saben resolver sus problemas y lo hacen con una pelea, ¿te ha ocurrido algo que quieras contarme?”, qué ha ocurrido, cómo ha ocurrido, con quien…).

Parafrasear: se trata de repetir las últimas palabras que nos ha dicho nuestro hijo. (-Hoy me he levantado de mal humor. – Te has levantado de mal humor)

Expresiones de empatía: (puedo entender que te sientas así, te estoy escuchando, te comprendo…)

Resumir: se trata de resumir brevemente la esencia de lo que nos ha contado nuestro hijo demostrándole que le hemos prestado atención, que nos importa lo que nos cuenta, y que le hemos comprendido. Del mismo modo, permite a nuestro hijo corregirnos o resaltar algo que hemos pasado por alto. Finalmente, el resumen le ayudará a organizar y estructurar la información que nos ha dado permitiéndole ser más consciente de lo que piensa, siente y/o hace. (Si no te he entendido mal, lo que me estás diciendo es…. ¿es así?, ¿Te he entendido bien?, ¿Añadirías algo?, ¿me equivoco?).

Por último, deciros que una de las dificultades más destacadas de la escucha activa son nuestros propios hábitos de escucha, tendemos a dar consejos, sermonear, juzgar…y todo ello es justo lo contrario a lo que perseguimos con la escucha activa. Hay que intentar no abusar de dar consejos y ofrecer soluciones porque nuestro objetivo es acompañar a nuestros hijos en su propia búsqueda de soluciones.

¿Y QUÉ CONSEGUIMOS CON LA ESCUCHA ACTIVA?

La escucha activa es una de las habilidades sociales básicas por excelencia, por lo que poniéndola en práctica conseguiremos que nuestros hijos:

  • Sean capaces de reconocer sus sentimientos y expresarlos comprendiendo que forman parte de nosotros.

  • Se cree una buena relación padre-hijo, con mayor intimidad, comprensión y amor.

  • Aumenten sus habilidades para la resolución de conflictos.

  • Sean personas más expresivas.

  • Sean más empáticos.

  • Aumente su autoestima.

Hasta aquí el post de hoy. Gracias por leerme y, ya sabéis que si compartís, le dais al “me gusta” o me dejáis vuestros comentarios os estaré muy agradecida.

Un abrazo,

Raquel.

Compartir en

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Raquel Ripoll

Educa-t-nos surgió con la intención de dar respuesta a las necesidades de padres e hijos, educativas o sociales que afectan al bienestar familiar. En Raquel Ripoll doy un paso más. Te lo cuento todo en Sobre mí

Mantente al día
Los mundos de Óscar
Los mundos de Óscar

Estoy muy contenta de presentarte mi primer libro: Los mundos de Óscar. En él he querido plasmar ejemplos de la vida diaria que muchas veces me pedís en las asesorías y talleres. Se trata de un libro escrito con mucho cariño y amor desde mi experiencia personal y profesional.

En este libro encontrarás seis cuentos de situaciones cotidianas y realistas con un enfoque respetuoso, consciente y coherente con la crianza respetuosa.

Scroll al inicio

Acceder a mi cuenta

Raquel Ripoll

Formulario enviado

Gracias por contactar conmigo. En breve recibirás noticias mías sobre tu solicitud.

Registrar mi cuenta